jueves, 2 de febrero de 2012

Valor y precio





Son desconcertantes los seres humanos: apenas les ha dado tiempo para desmantelar la Navidad, para –como si fuera ese curioso juego con que se divierten sus crías- esconderse, respirar hondo durante unos segundos, desconectar....
Me refiero a las rebajas: ese período surrealista en que los objetos se devalúan inexplicablemente sin mediar otra razón que unas horas, o unos días. Es curiosa que ahora, cuando menos valen, les resulten más atractivos: llegan a las manos por un abrigo o un televisor de plasma.
Me he armado de valor y me he acercado al dependiente de estos grandes almacenes en busca de una explicación, de un motivo. Me ha mirado descolocado: su sonrisa no tenía precio...



jueves, 26 de enero de 2012

Sí, soy yo...



Es curioso que los habitantes de Agua dependan de ese trasto –móvil lo llaman ellos- para pensar con cierta lucidez.

Sí, sí, por supuesto. Esto no puede seguir así –les escucho decir, decidir, en el metro, con el artiliugio pegado a la cabeza, sentados en un banco, cuando la vida -sí, soy yo- les concede un paréntesis, un receso, una tregua.

A los más impulsivos, el móvil les conmina con un timbre o alguna melodía a detenerse y –No, definitivamente no me interesa- reflexionar.

Hay numerosas compañías que ofertan, a precios muy competitivos, este singular servicio que se factura por minutos. He adquirido uno de tarjeta para probar. He debido colocarlo en una posición incorrecta porque durante esa media hora no se me ha ocurrido absolutamente nada; no he llegado a ninguna conclusión sobre ningún aspecto cotidiano ni trascendental de mi existencia en este planeta.

Va a ser la batería –he pensado, decidido, verbalizado, cuando ya estaba a punto de guardarlo en el bolsillo.

Crónica de agua

sábado, 26 de noviembre de 2011

Equis


Crédito de la imagen

Los archivos de imágenes son conocidos como video-clubs y una excelente muestra del modus vivendi de los terrícolas. Procuré guiarme por los títulos a la hora de decidirme por algunas de las películas que abarrotaban los anaqueles. Así escogí entre ellas una de bailes folklóricos –El último tango en París- pues a fin de cuentas muchas de las raíces de estas civilizaciones están en la danza; otra para conocer su organización y concepción del tiempo –Nueve semanas y media- y una última de contenido culinario –La colina de la hamburguesa. A punto estaba de abandonar el establecimiento cuando hete aquí, que en el último y más apartado pasillo de aquel intrincado laberinto tropecé con los filmes correspondientes a la letra X. Me llamó poderosamente la atención:

  1. que fuera una letra tan prolífica.
  2. que todas estuvieran ambientadas –a juzgar por el exiguo vestuario con que aparecían los protagonistas en la portada- en pleno verano.

De esa elevada temperatura estival daban fe la mayor parte de los títulos así como el gesto de sofoco de los actores y actrices. La curiosidad, en resumen, me llevó a alquilar una docena de aquellos sorprendentes largometrajes.

Aquel maratón cinematográfico me mantuvo estupefacta durante una semana, tiempo que tardé en asimilar aquel cóctel de fotogramas. Gracias a ellos

  1. Comprendí la complementariedad física que se puede llegar a dar entre hombre y mujer.
  2. ¡Ufff!

viernes, 5 de febrero de 2010

Nombres

lanzo piedras


Crédito de la imagen




Son curiosos los seres humanos. Posiblemente lo más curioso sean sus nombres. Hay tipos que se llaman Juan, Pedro, Argimiro...

Les he preguntado la razón del apelativo, el significado de la palabra pero no han sabido responderme. Alguno –Habilio- argumentaba que también su padre o su abuelo se llamaba así; otro lo atribuía al arbitrario gusto de sus progenitores; aquél a su musicalidad... El caso es que sus nombres no los definen.

De hecho en un mismo lugar puedes encontrar tres Migueles o dos Jonatanes y esto conduce a no pocos errores y malentendidos. En vano he intentado encontrar alguna similitud entre quienes responden al mismo apodo. Hay Migueles y Joses altos y bien parecidos y los hay achaparrados y patizambos. Lo más insólito es que cuando son rigurosamente iguales o gemelos reciben nombres muy diferentes.

Suelen, cuando media entre ellos cierta afectividad, apocoparlos y así Jose María se queda en Chema o Gaudencio en Chencho. Sólo cuando la relación es muy especial o íntima se olvidan del nombre habitual y responden a cariño, cielo, corazón o ratita. He intentado dirigirme a ellos en semejantes términos y no he recibido sino improperios y algún que otro soplamocos.

A ese nombre inicial suele acompañarlo una retahíla de adjetivos que ellos conocen con el nombre de apellidos. Con estos últimos no he tenido mejor suerte. Conozco Herreros que trabajan paradójicamente en oficinas, tipos que presumen de Grande, que son más bien poquita cosa; Rubios que son morenos y Morenos que son pelirrojos. Con decir que hay un Zapatero que es presidente del gobierno...

XJM 3578, reportando desde Tierra (digo... Agua).



Aster Navas

jueves, 4 de febrero de 2010

Los ojos



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El resto de los habitantes de Agua (Tierra) cierran los dos a la vez; bien cuando parpadean, bien cuando duermen. Sólo Benito, el vecino del tercero, cierra uno y mantiene el otro abierto.
Me desconcierta Benito, el vecino del tercero: me mira de arriba abajo, se demora en mis pechos o en mis caderas y cierra un ojo -normalmente el izquierdo- frunciendo a la vez los labios. Que no me entere yo que ese culito pasa hambre -me dice viéndome subir apostado en el rellano.
Salvo Benito, el vecino del tercero, el resto de los habitantes de Agua (Tierra) se sirven de otro orificio -boca- para sus colaciones. Acaso Benito -eso es- sea como yo, un ser en tránsito que aún no controla ni conoce su cuerpo.

En fin.

XJM, reportando desde Tierra (digo Agua).