viernes, 5 de febrero de 2010

Nombres

lanzo piedras


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Son curiosos los seres humanos. Posiblemente lo más curioso sean sus nombres. Hay tipos que se llaman Juan, Pedro, Argimiro...

Les he preguntado la razón del apelativo, el significado de la palabra pero no han sabido responderme. Alguno –Habilio- argumentaba que también su padre o su abuelo se llamaba así; otro lo atribuía al arbitrario gusto de sus progenitores; aquél a su musicalidad... El caso es que sus nombres no los definen.

De hecho en un mismo lugar puedes encontrar tres Migueles o dos Jonatanes y esto conduce a no pocos errores y malentendidos. En vano he intentado encontrar alguna similitud entre quienes responden al mismo apodo. Hay Migueles y Joses altos y bien parecidos y los hay achaparrados y patizambos. Lo más insólito es que cuando son rigurosamente iguales o gemelos reciben nombres muy diferentes.

Suelen, cuando media entre ellos cierta afectividad, apocoparlos y así Jose María se queda en Chema o Gaudencio en Chencho. Sólo cuando la relación es muy especial o íntima se olvidan del nombre habitual y responden a cariño, cielo, corazón o ratita. He intentado dirigirme a ellos en semejantes términos y no he recibido sino improperios y algún que otro soplamocos.

A ese nombre inicial suele acompañarlo una retahíla de adjetivos que ellos conocen con el nombre de apellidos. Con estos últimos no he tenido mejor suerte. Conozco Herreros que trabajan paradójicamente en oficinas, tipos que presumen de Grande, que son más bien poquita cosa; Rubios que son morenos y Morenos que son pelirrojos. Con decir que hay un Zapatero que es presidente del gobierno...

XJM 3578, reportando desde Tierra (digo... Agua).



Aster Navas

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